Reseña: El Profeta Blanco

Tarde pero seguro, como siempre en este blog. Esta reseña se hizo esperar y lamento que haya sido así. La verdad es, que no importa las veces que escriba esto no me sentiré satisfecha y estaré segura de no haberle hecho justicia a una saga de libros tan maravillosa como esta, que logró posicionarse como una de mis favoritas de toda la vida. Robin Hobb es mi nueva diosa y necesito que lo sepan. Dicho esto, comenzaré la reseña.

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Autora: Robin Hobb

Título original de la trilogía: The Tawny Man Trilogy

Títulos que conforman la trilogía: La misión del bufón (Fool’s Errand), El bufón dorado (Golden Fool), La suerte del bufón (Fool’s Fate)

Género: Fantasía épica  | Años: 2001-2003 |   Editorial: Penguin Random House

Encuadernación: Tapa blanda sin solapas

Calificación general: 4.5 / 5

Sinopsis: Desde hace quince años, Traspié Hidalgo vive aislado y es dado por muerto por casi todos los que lo conocieron y amaron. Pero la visita inesperada del que fue su mentor lo toma desprevenido. El príncipe heredero del trono ha desaparecido y peligra la estabilidad del reino. Traspié, que posee una rara combinación de dotes mágicas, es el único capaz de localizarlo a tiempo para su ceremonia de boda y así salvar los Seis Ducados de una crisis política de proporciones incalculables.

Su investigación lo llevará a viajar a otras tierras junto con el bufón, su anterior compañero de aventuras convertido en un exótico lord, su fiel lobo, Ojos de Noche, y una mujer de confianza de la reina. Pero ni siquiera después de todo lo vivido Traspié es consciente de la compleja red de traiciones que se está urdiendo, ni tampoco de que ahora, más que nunca, se pondrá a prueba la fuerza de su lealtad.

Opinión personal

Al igual que en la primer trilogía de la autora, la trama se mantiene sencilla y el propósito del protagonista es simple aunque difícil de cumplir: proteger al heredero de los Vatídico. Si, como yo, ya conocías a los personajes y estabas familiarizado con el mundo gracias a la historia anterior, será mucho más fácil y rápido adentrarse de lleno en la historia. En caso contrario no habrá ningún problema, pues la autora se asegura de introducir al lector haciendo un breve resumen de lo acaecido anteriormente y cómo se llegó a este nuevo punto de partida, por supuesto, haciendo claros spoilers de su primer y segunda trilogía. No es necesario haber leído las sagas anteriores para entender ésta, pero si es recomendable hacerlo.

Comenzando con el primer libro de la trilogía he de decir que comparte una gran e importante característica con el primer volumen de la «Trilogía del Asesino»: es lo suficientemente autoconclusivo como para dar por terminada la historia en ese libro y, si así se desea, no continuar la lectura del resto de la trilogía; algo, que si me preguntan, se valora bastante y pienso que muchas otras sagas deberían imitar su ejemplo.

Aunque la trama es sencilla, no por ello es aburrida, y si bien el camino a recorrer resulta un tanto predecible, son los pequeños detalles los que encantan al lector y hay suficientes giros de guión para mantenerlo interesante; además del claro atractivo que implica reencontrarnos con personajes tan queridos como Traspié y el bufón, entre otros.

Hobb mantiene la atención hasta en los más mínimos detalles, tal cual lo ha venido haciendo desde el principio, por lo que de nueva cuenta pueden esperar una narración en primera persona por parte del protagonista Traspié llena de monólogos internos y descripciones detalladas de todo lo que rodea al personaje. Entiendo si esto resulta tedioso en general, pero en lo personal, siempre me ha gustado la pluma de la autora y la descripción de sus mundos es una de mis cosas favoritas de sus historias. Eso sí, no esperen encontrarse con la misma voz que la de la primer trilogía, no olviden que ha pasado mucho tiempo y ahora Traspié tiene más de treinta años. El bastardo real dejó de ser aquel joven impulsivo y necio y se conviritió en un adulto reservado, algo gruñón pero sumamente empático con quienes lo rodean. En la reseña que hice de la «Trilogía del Asesino» mencioné que, aunque está sucediendo una guerra a lo largo de los tres libros, la narración nunca nos dejó ver el centro de acción y de no ser por los constantes recordatorios que hacía la autora, como lectores, nos habríamos olvidado de la supuesta guerra antes de que ésta empezara de verdad. Pues bien, también mencioné que eso se debía a la personalidad del protagonista, quien al contar la historia desde su perspectiva solo nos dejaba saber lo que le era de interés y a lo que le dedicaba tiempo, por lo que siendo un jovencito impetuoso poco o nada tenía que decirnos sobre los problemas políticos y económicos que asolaban el reino; sin embargo, ahora que Traspié es un adulto, con los años llegaron nuevas responsabilidades y un punto de vista diferente. Ahora Traspié sí se interesa por toda la trama político-social y, por mucho que lo odie, debe aprender a desenvolverse y socializar con los nobles que tienen relación con los Vatídico, eso si quiere cumplir su misión.

Debo admitir que ver al viejo gruñón de Traspié esforzándose por agradar a los nobles fue muy divertido y resulta innovador para el personaje, ya que hasta ahora su trabajo consistía en actuar en las sombras y pasar desapercibido pero ahora, aunque mantiene la esencia de espía, ahora Traspié debe dar la cara y jugar los juegos de la nobleza.

Por si no fuera suficiente, además de los problemas político-sociales por los que pasa la familia real, ésta también debe lidiar con los problemas que conlleva la magia que fluye por su venas, tanto la denominada Habilidad, prestigiosa y envidiada, como la maldecida Maña, temida y odiada.

«A veces creo que la Maña es más una condena que un don. Quizá lo más duro de poseerla sea el hecho de poder ver con tanta claridad la despreocupada crueldad de los humanos. Algunos hablan del salvajismo de las bestias. Yo siempre lo preferiré al desprecio irreflexivo que algunos hombres sienten por los animales.»

Si al terminar el primer libro se deciden a continuar con el siguiente volumen, sepan que no podrán parar ahí, no solo porque el segundo libro termina en un momento crucial, sino también porque el interés por conocer el final de la historia los mantendrá pegados a las páginas sin poder parar de leer hasta terminar la tercera y última entrega. Una vez más debo hacer mi advertencia y es que a partir del segundo volumen la autora da rienda suelta a todos los pequeños detalles que habían unido sus historias y que hasta ese momento solo servían como complementos. Si leen este segundo libro sepan que se comerán el spoiler más importante de la trilogía “Las Leyes del Mar”, además de reencontrarse con algunos de los personajes que aparecen en esa saga. De nuevo me repito: la autora es muy buena y procura dar explicaciones y un pequeño repaso de lo sucedido en sagas anteriores, además de que dichas explicaciones no quedan fuera de lugar puesto que los Seis Ducados apenas mantenía relaciones con las Islas del Margen y es normal que quieran enterarse de toda la movida, así que si se saltaron “Las Leyes del Mar”, pueden estar seguros de que Robin Hobb se encargará de que entiendan todo, perdiendo algunos detalles, pero lo crucial estará ahí. Por última vez: mi recomendación siempre será leer los libros en orden de publicación si bien no es del todo necesario.

Un dato curioso a destacar es que en esta trilogía, a lo largo de los tres libros, deben pasar aproximadamente dos años, a diferencia de la primer trilogía en la que en cada libro pasaban casi cinco años; pero bueno, ahora que Traspié es un adulto supongo que no hay necesidad de acelerar las cosas. Oh, por cierto, si creyeron que Robin Hobb no podría ser más cruel, permítanme decirles que definitivamente puede. Lo que pasa en el capítulo 15 del segundo libro jamás se supera, lo recuerdo ahora mismo al escribir esto y quiero llorar; ni hablar del tercer libro… Ya estoy llorando.

-[…]; he venido porque quería que supieras que soy consciente de tu sufrimiento. No porque pueda librarte de él, sino porque quería hacerte saber que comparto tu dolor por medio de la relación que nos une. Sospecho que hay cierto egoísmo en ello; me refiero a mi deseo de que a ti también te conste. Cuando el peso de una carga se comparte es más fácil sobrellevarla; se puede establecer un vínculo entre quienes la aguantan. Así nadie tiene por qué soportarla en soledad.»

Pasando con los personajes empecemos por el protagonista: Traspié Hidalgo Vatídico. Me importa un pepino si ahora tiene más de treinta años, yo lo sigo viendo como mi hijo y así será siempre. Para bien o para mal, ahora Traspié es un adulto lleno de remordimientos y cicatrices tanto físicas como mentales, sumado al hecho de que se ha descuidado mucho. Sorprendentemente Traspié no optó por la soledad absoluta, pues ahora es padre de un adolescente llamado Percán e intenta hacer lo mejor para su hijo, gracias al cual adoptó una actitud conciliadora y paciente, ¿quién lo diría?

Además de mi querido Traspié, también vuelve el amor de mi vida, mi adoradisimo bufón, ahora mejor conocido como lord Dorado, nombre que le queda a la perfección pues es un verdadero tesoro y uno de los mejores personajes creados por Robin Hobb. Si ustedes como yo, esperaban ver un poco más de tan simpático personaje y querían que se luciera con algo más de protagonismo, les aseguro que podrán encontrar lo que buscan en esta trilogía. Lord Dorado se sabe encantador (porque lo es, vaya que lo es) y usará todas y cada una de sus artimañas para ayudar a la familia de los Vatídico.

-No soy la persona que era al nacer. Ni tú. No sé de nadie que lo siga siendo. En realidad, Traspié, lo único que llegamos a conocer de los demás es una mera faceta. Quizá nos parece que conocemos bien a una persona cuando descubrimos varias de sus facetas. Padre, hijo, hermano, amigo, amante, marido… Un hombre puede ofrecer todas esas caras, pero nadie llega nunca a verlas todas. Eres el padre de Percán, pero no te veo del mismo modo que veía a mi padre, como tampoco veía a este con los mismos ojos que su hermano. Por lo tanto, si me muestro desde una nueva perspectiva, no estoy fingiendo, sino dejando al descubierto un lado que no había mostrado antes. Por supuesto, hay un lugar en mi corazón donde siempre seré el bufón y tu compañero de juegos de la infancia. Dentro de mí vive también un lord Dorado auténtico, enamorado de la buena mesa, la ropa elegante y la conversación ingeniosa. De este modo, cuando lo dejo salir, no estoy engañando a nadie, tan solo compartiendo una parte diferente de mí.»

Pasando con los nuevos personajes obviamente hay que destacar al príncipe Dedicado, heredero de la corona de los Seis Ducados. ¿Qué puedo decir del joven príncipe? Me recuerda muchísimo al joven Traspié que conocimos en la primer trilogía, no porque tengan la misma personalidad (que no la tienen), sino por su posición tan vulnerable y su enorme deseo de estar en cualquier lugar menos donde está. Me resultó difícil encariñarme con él, sobre todo porque es fácilmente opacado por Traspié y el hermoso y maravilloso lord Dorado, pero una vez que conecté con él, me fue imposible soltarlo y sufrí con él de principio a fin.

Personajes más secundarios pero que tienen su debida relevancia en la historia y que, sobre todo, son importantes para Traspié tenemos a dos: Percán y Tordo. El primero es el hijo de Traspié y aunque se pierde mucho y parece que la autora se olvida de él durante la mayor parte del tiempo, es innegable el efecto que su existencia tiene sobre la vida de Traspié, quien piensa y se preocupa por él y procura su bienestar, aún si eso implica mantenerlo alejado. Por otra parte tenemos a Tordo, el nuevo caballerizo del castillo… Robin Hobb se lució, 1000/10. No miento al decir que nunca (de verdad nunca) antes había leído una historia que incluyera entre sus personajes a uno o varios que tuviera alguna enfermedad mental, como autismo o trastorno de déficit de atención. Si bien no se especifica cuál es el padecimiento que tiene Tordo, su situación es innegable y aunque Hobb no lo victimiza ni hace un drama al respecto, no teme mostrar la realidad de una persona como él y las dificultades que vive día a día. La construcción de este personaje es admirable pues la autora no te obliga a amarlo ni a odiarlo, Tordo tiene una personalidad difícil y parte de ello es que puede apreciar cosas que otros no, lo que lo vuelve un miembro fundamental en el equipo. Sumado al hecho de que resulta muy interesante ver la interacción de Tordo con el resto de personajes, sobre todo por la forma en que Tordo ve el mundo y el cómo se relaciona con él.

Si bien hay muchos más personajes, tanto nuevos como viejos conocidos, considero que esos son los más importantes y necesarios para introducir la historia sin hacer spoilers.

Mi única queja con esta trilogía es, como ya es costumbre, el romance. No me gustó nada la forma en que Hobb decidió resolver el embrollo romántico que tenía entre manos, me pareció sumamente forzado y carente de sentido, en especial cuando había una mejor ruta. ¡¿A qué le tienes miedo Hobb?!… Aparte de eso, todo bien. Las historias y personajes, así como la magia de los Seis Ducados y las Islas del Margen se unen a la perfección y resuelven sus conflictos magistralmente, aún dando pie para futuras historias.

Si bien es cierto que no me encantó el final, sobre todo por lo que implicó para cierto personaje, se trata de una cuestión muy personal y hay que tener en cuenta que aún hay otra saga que protagoniza nuestro dúo favorito, por lo que las cosas pueden cambiar en un futuro.

Habiendo leído las tres primeras trilogías de Robin Hobb (y las únicas traducidas al español), puedo asegurar que la mejor es la de “Las Leyes del Mar”, pues todos sus personajes son excepcionales y sumamente diferentes entre sí, entregando un elenco de lo más interesante y encantador, tanto para bien como para mal, además la historia tiene mucha más complejidad debido a todos los personajes implicados y, sobre todo, a la magia que desarrolla la autora en esta saga, la cual plantea los precedentes para ese gran final de “El Profeta Blanco”. Todo en “Las Leyes del Mar” es perfecto. Lamentablemente mi amor por Traspié y el bufón superan con creces  el que siento por la familia Vestrit, así que seré sincera: mi trilogía favorita hasta ahora es esta, la de “El Profeta Blanco” (a pesar de que rompió mi corazón y me hizo llorar como nunca). Solo me queda pedir a los dioses estrella que traigan la traducción de las otras dos sagas de la autora lo más pronto posible.

¡Por favor!

Los libros de Robin Hobb son y serán siempre una gran recomendación para amantes de la fantasía épica. Si no le han dado la oportunidad, espero que lo hagan pronto. No se decepcionarán.


Muchas gracias por leerme y aguantar mi fangirleo sin sentido.

Nos leemos después.

¡Hasta la próxima!

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